• "El positivo tiene un PROYECTO y el negativo una excusa. Yo sentía que hasta el momento no tenia un proyecto para mi vida, me encontraba en crisis. Crisis significa CAMBIO, y hasta el momento prefería mantenerme en mi zona de confort, estaba parada esperando que el camino se me ilumine y Natalia me guío hasta el camino del REDESCUBRIMIENTO PERSONAL. Ella me enseño a desmenuzar el significado de palabras tan simples y cotidianas como HACER, ACTITUD, APTITUD, TALENTO Y CREENCIAS. “Tus creencias forman tu vida y tu eres lo que crees”..  estaba dispuesta a modificar lo que creía?.. Ella me motivo en mi REINVENCION. Me inspiro en lo RADICAL, en tener FE en mi misma y en probar “a tirarme al vacío” A no subestimar mis capacidades. A comenzar a HACER cosas nuevas y descubrir nuevos TALENTOS, como también a tratarme mejor cuando estoy aprendiendo algo nuevo. Durante nuestros encuentros, fui creando mis NUEVAS REGLAS, descubriendo aquello que funciona para mi y lo que ya no. CONFIAR EN LO QUE SIENTO, más que en lo que pienso. Imaginar un futuro, pero no vivir en el. Ser AGRADECIDA y VALORAR lo que he vivido. En fin, el mundo necesita personas mas felices.. y me di cuenta que estaba dispuesta HACER lo necesario para CAMBIAR y ser mas FELIZ." | J.B 34 años. Lic. en Criminalística

  • "Que importante es conocerse a uno mismo!! Pero a veces necesitamos un guía, alguien que nos preste otros anteojos, los nuestros están empañados con nuestras propias vivencias, nuestras propias creencias, nuestros propios vicios. No es un camino fácil, ver con otros cristales a veces nos duele, nos molesta, nos desafía a ponernos del otro lado. Esa mirada distinta a veces cuesta mucho entenderla y es ahí donde se necesita de un empujón, de un guía q nos muestre herramientas ocultas q tenemos, que nos enseñe a lidiar con los cristales q tenemos pero sobre todos nos enseñe a usar nuevos y a aceptar el desafío. Fue un proceso arduo pero Nati me mostro varios cristales y me ofreció el desafío y el aliento. Es difícil reconocerse a uno mismo, pero vale la pena. Llegué a ella en un momento de desesperación laboral y ella me brindó la tranquilidad pero sobre todo las herramientas para poder evaluar mi situación y tomar mis decisiones sin cristales empañados. Gracias!!!! " | María Laura López- 33 años – Lic. En Administración de Empresas UBA

  • "Porque me enseñaste que la vida son pequeños momentos, tanto buenos como malos. Los malos sirven para aprender la lección y mejorarla y los buenos sirven para disfrutarlos con la gente que uno quiere.  Un café con alguien que queres es algo maravilloso, y una estrella no es una estrella solamente, es un momento de compartir sin necesidad de nada más. La felicidad es hacer lo que te gusta. Un mal momento te enseña que tenes que estar en frío, y prepararte para que te lleguen mejores opciones, no cegarte con lo primero que ves, porque siempre llega algo mejor… puede demorar, pero siempre llega…Por todo esto, te quiero agradecer… por enseñarme a parar y mirar para todos lados, y guiarme en el mejor camino a tomar. En demostrarme que hacer las cosas apurada, no ayuda sino que marea más. A ayudarme a conocer a la gente por como es, y sobre todo a enseñarme y demostrarme que uno si se lo propone lo logra. Gracias por mostrarme lo que soy y por sobre todo gracias por hacerme ver las cosas de la vida de una manera positiva!" | Maria Cecilia Imparato - Lic. En Comercialización 33 años

  • "Arranqué las sesiones en medio de una crisis vocacional/laboral. Me sentía muy desmotivada, sin perspectivas claras sobre lo que quería para mi carrera, sin saber exactamente para dónde correr. Sentía que estaba en un circulo vicioso donde no accionaba ni tomaba decisiones por miedo a lo que vendría. Al principio no sabía muy bien qué iba a resultar de las sesiones, pero decidí intentar. Las primeras fueron muy reveladoras para mí, ya que me hicieron tomar contacto con lo que soy como persona y profesional, algo que estaba dejado de lado en mi día a día y pisoteado por muchas otras circunstancias de mi vida laboral en ese momento. Conforme avanzaba me iba dando cuenta que sí hay alternativas, que sí se pueden hacer cosas para cambiar lo que no nos gusta, siempre y cuando trabajemos para ello y nos ocupemos. Con el tiempo y el trabajo que hicimos en las sesiones pude salir adelante, vencer el miedo a accionar y tomar decisiones, valorarme como profesional. Meses después de las primeras sesiones, pude cambiar de trabajo, lo cual ha sigo algo 100% positivo para mi vida, dejé la tortura de ir a trabajar a un lugar donde no me apreciaban como profesional a otro dónde la gente es valorada y premiada por su esfuerzo. La conclusión que saco de todo el proceso es que se puede estar mejor, con las herramientas adecuadas y trabajando para conseguirlo. Agradezco a Nati por todos los tips que me daba, tenía razón en que tenía que creer en mí, mil gracias!!" | Melisa. Licenciada en Sistemas. 34 años

  • "Lo primero que se me viene a la memoria es lo enojada que estaba cuando comencé con los encuentros de coaching laboral. Me costaba mucho aceptar como algo bueno en mi vida el punto en el que me encontraba y encuentro profesionalmente. Con un estado de frustración que me invadía en los sentimientos de casi todas las áreas de mi vida. A través de coaching laboral, y a lo largo de los encuentros, pude disipar esa angustia y reconocerme con valores. Con herramientas y dones que mis pares y otras personas con las que trabajo, reconocen como muy positivas. Las cosas no estaba tan mal, y quejarme era algo que venía haciendo increíblemente bien, sin llegar a ningún lado, sobretodo un lado feliz. Fueron pequeños pero intensos pasos, que trajeron a mis manos el disparador para arrancar un proyecto personal, que yo creía haber intentado en muchas oportunidades. Nada más falso que eso, siempre fueron hermosas ideas. A la acción no había pasado nunca. El coaching me ayudó a reconocer dos grandes y diferentes perfiles que tengo. Uno conectado con lo físico, el afuera, la falta de prejuicio, y el otro analítico, pensante y ordenado. En vez de estar enfrentadas, aisladas y desunidas esas dos partes que me conforman tan filosamente, fracturándome como persona, hoy me encuentro en proceso de unirlas, y de potenciarlas. Logré ordenarme y animarme a “arrancar” ese proyecto personal que tiene que ver con el deporte y la tecnología. Voy a ir conocer directamente lo que el mercado tiene para ofrecer, viajar y darme la oportunidad de realmente intentarlo. El proceso sigue, pero en pocos meses desenmarañé un letargo laboral de años.  Valoro haberme dado esta hermosa oportunidad. Definitivamente hoy me encuentro más fortalecida y en camino.  Un beso a mi coach." | A.D.  49 años. Lic. Análisis de Sistemas - Facultad de Ingeniería UBA- Especialista en Conducción de Sistemas - UB. Deportista. Cantante amateur.

  • "Este proceso me permitió reconocer mi verdadero potencial y abrir mi mente a nuevas posibilidades laborales y profesionales. Aprendí  a controlar la ansiedad  y manejar adecuadamente la incertidumbre que sufría como consecuencia de mi actividad laboral." | Andrés Gossn, 44 años, Contador Público 

  • "Cuando la contacté a Natalia estaba en medio de una crisis vital, tanto profesional como interior. Aunque había estudiado dos carreras (Periodismo y Abogacía) y trabajaba como abogada, no terminaba de encontrar mi lugar en el mundo. Me sentía insatisfecha y vacía en mi trabajo. Desde hacía muchos años iba sin rumbo, tirándome de cabeza de un proyecto a otro pensando que allí encontraría, finalmente, el espacio definitivo para mí. Hasta que llegó el momento, y hoy puedo decir que fue gracias a un problema de salud por exceso de estrés que me hizo detener, "parar la pelota" y darme cuenta que necesitaba ayuda para (re) encontrar mi vocación.

    Así fue que buscando, buscando, me topé con una nota en la que entrevistaban a Natalia. Sus palabras sobre aquellos de más de treinta años que se acercaban para hacer reorientación vocacional en una época de la vida en que todo tendría que estar más definido, me hicieron sentir menos sola y decidí contactarla.

    Fue un proceso de mucho trabajo interior, de abrir puertas que creía que estaban cerradas para siempre y me sorprendí a mi misma cuando empecé a abrirlas. Algo que quisiera destacar es que, desde el primer momento, me ayudó a tener una mirada más benévola y comprensiva con mi profesión, sacándole el peso agobiante que sentía cada vez que me levantaba cada mañana para ir a trabajar. Yo quería salir corriendo, dejar mi trabajo ya, en una palabra: escapar, tomarme un año sabático; pero Nati, con paciencia, me explicó que no serviría de nada "quemar las naves" así como así. Que lo que vale es ir corriéndose de ese lugar que uno no disfruta dando pequeños pasos, no en forma abrupta. Con el paso de las semanas, y los meses, porque no fue sencillo internalizarlo, comprendí que podía seguir ejerciendo de abogada, pero entendiendo que la profesión es "un medio para" sustentarme económicamente y que en el mientras tanto puedo dar pequeños pasos firmes hacia el lugar que descubrí para mí.

    Nati me asignaba "tareas" de una semana para la otra. Creo que la principal, y la que más me gustaba, era anotar aquellos momentos o circunstancias durante la semana que me interpelaran personalmente, que me movilizaran.  De esta manera, paso a paso, hilando fino y siendo plenamente sincera conmigo misma, me fue guiando en esta búsqueda personal que me llevó a redescubrir que en una época de mi vida disfrutaba haciendo actividades solidarias, que era la oreja en el grupo de amigas, que de pequeña, y ya un poco más grande, sentía una gran felicidad cuando ayudaba a alguien a resolver sus problemas... y como estos ejemplos, muchos más.

    Después de casi dos meses de trabajo, empecé a plantearme por qué no buscar alguna profesión que estuviera relacionada con brindar ayuda al otro y así fue que, tímidamente, empezó a asomar la posibilidad de estudiar Psicología. Como un adolescente a punto de graduarse, pero con el plus de la experiencia que dan los años y la sensación de estar tomando una decisión más consciente y firme que a los 18 años, fui recorriendo algunas universidades, charlando con psicólogos e interiorizándome sobre la carrera.

    Finalmente, de una manera muy natural, llegó el momento de tomar una decisión. Cuando digo natural, es porque así lo fue. Todo el trabajo de búsqueda interior, de encontrarme conmigo misma sin presiones, de escucha personal en el que Nati me iba dando consignas y devoluciones, dio su fruto y, sin ningún condicionamiento, mandato o presión externa, tomé la decisión de estudiar Psicología.

    A lo largo de todo este recorrido pasé por muchos estados de ánimo; surgieron emociones, sensaciones perdidas y otras novedosas, sorpresivas, que aprendía a escuchar y prestarles atención; todo ese bagaje aún me ayuda en el día de hoy.

    Puedo decir sin faltar a la verdad que Nati realmente me ayudó a iluminar mi vocación. Descubrí que no importa la edad que uno tenga, que nunca es tarde para buscar su lugar en el mundo y desplegar los propios dones y talentos . Y que esa búsqueda se hace más liviana cuando contás con alguien que empatiza con vos, te escucha y te acompaña en el camino." | Astrid Diaz Zahn - 36 años.

  • "Cuando una crisis dura 10 años, deja de ser tal para convertirse en un estado. Mi crisis - estado vocacional había llegado a ese punto y siempre lo había tomado como un problema que podría solucionar sólo, o con el mero devenir del tiempo. Pero ya habían pasado 10 años, ¡y yo tenía 28! ¡Más de un tercio de mi vida! Necesitaba enfrentar el problema con todos los cañones, y necesitaba ayuda. Yo dispuse de lo primero, y Nati de lo segundo. Iniciar un proceso de Coaching me obligó a ocuparme activamente del tema; a pensar y transitar consciente y continuamente. Se trata justamente de eso, de un proceso, y no es fácil. Hay que tener la determinación de encargarse de la cuestión. Pasé por varios momentos malos, y por otros cuantos falsamente buenos; la idealización está a la vuelta de la esquina para quien quiere encontrar soluciones mágicas y, sobre todo, inmediatas. Pero llegué a un resultado esperanzador, tangible, positivo. Estaba descontento con mi trabajo de oficina, no me realizaba como lo hacían mis hobbies: el teatro, la música, la escritura. Pero, ¡hey!, entonces había actividades que sí me hacían sentir realizado. ¿Por qué no dedicarme profesionalmente a ellas? Porque pensando y transitando entendí que las disfrutaba siendo tales, hobbies, y no más que eso. Soy de los que llegó a la conclusión, al menos para este momento de mi vida, de que el trabajo es un medio. Un medio para un fin. Pero para que lo sea de modo efectivo, hay que sacarle el jugo a ese fin, o el medio no servirá como tal. Aprendí que no debo, QUIERO. Y algo que QUIERO es encontrar el juego en el trabajo; la manera de pasarla bien en él, con lo que uno tiene, con lo que uno pueda encontrar allí. Aprendí a disfrutar de las pequeñas cosas, y extrapolé lo aprendido hacia mi vida personal, dejé de poner tanto énfasis en una supuesta pasión que creía debía sentir por mi trabajo. ¡Se trata de un trabajo! ¡Nada más! Entonces aprendí que soy mucho más que aquél. Y por último, aunque más importante que nada, aprendí a NO PONER EN EL AFUERA. Poner en el afuera significa culpar al entorno por nuestros problemas. Es una actitud infantil, siempre, porque asemeja al capricho de un niño. Aunque parezca evidente que el entorno es el culpable, hay que tomar las riendas y buscar la solución motu proprio, porque nadie nos va a solucionar la vida. Cualquier actitud con menor empuje es, sin dudas, ceder ante un debate interno que atrasa, un debate que quedó en el pasado y que no nos permite superarnos. QUERRAMOS enfrentar nuestros problemas, arremangarnos, sudar, abarcarlos, superarnos para vencerlos, y, finalmente, transformarlos en un mero debate del pasado que dé lugar a nuevos y más emocionantes problemas que vencer. Esto, siento yo, es lo que atravesé en este proceso. " | Ariel Bianchi - 28 años - Como oficinista, un actorazo. Como músico, un gran escritor. Como actor, te canto las 40. (De mi Caja de Herramientas, que aplica todo a donde haya para aplicar).

  • "En mi caso, no siento que haya cambiado de profesión, pero sí la forma de ejercerla. Significó pasar de un trabajo en relación de dependencia a animarme a probar de manera independiente. Mi necesidad de cambio surgió de sentir que ya no estaba a gusto en la posición dónde me encontraba ni con la manera en que estaba haciendo las cosas. De esa insatisfacción surgió la decisión de cambiar. Y si bien me asusté al principio por la incertidumbre y el miedo que esto me generaba, también sentí que era una oportunidad para aprender y crecer. Lo que me ayudó a transitar esa etapa fue involucrarme en un proceso de coaching. Esto me permitió brindarme el tiempo y el espacio para conocerme más a mí misma, para aprender a reconocer y respetar mis emociones y para conectarme con todo aquello que disfruto hacer. El cambio fue altamente positivo. Volví a estar en paz conmigo misma y a sentirme capitana de mi propio barco, mi propia vida." | María Eugenia Deltrozzo. 33 años. Lic. en Relaciones Internacionales con especialidad en Marketing y Estrategia Competitiva.

  • " Inicie el proceso de Coaching googleando :”vocación”+ “dharma”+ “trabajo”. Así llegue a Coaching vocacional y apenas lo vi, pensé: esto es lo que necesito. De repente, la palabra “Coaching”, que hasta el momento, no conocía ni tenía idea de que trataba, se hizo presente en diferentes ámbitos de mi vida (ahí aprendí que si uno está “atento”, el mundo nos habla permanentemente). Empecé el proceso llevando mi gran tema: tomar una decisión laboral, a la que yo misma me desafié y “puse” fecha. Ese día me animé a abrir una magnifica puerta a una montaña rusa de sentimientos, risas nerviosas, cachetes colorados, dudas, llantos, enojos, muchas charlas, aprendizajes y sobre todo a disfrutar el proceso (admitiendo que por muchos momentos no fue sencillo, porque me ganaba mi ansiedad de querer resolver todo YA, pero Aprendí a respetar mis espacios y tiempo). El día que empecé el Coaching hicimos el ejercicio de “las quejas” y ese mismo día decidí salir de mi lugar de victima (que desconocía estar) y ser la protagonista de todo este proceso que estaba dispuesta a llevar adelante. No había otros, SOLO YO CONMIGO MISMA.  Me di cuenta semana tras semana, que todo lo que iba aprendiendo se aplicaba a la vida misma (y no solo al trabajo). Empezaron a surgir los “Me di cuenta”. Haciendo un repaso laboral, me di cuenta que a lo largo de estos años distintos motivos me movieron a elegir mi lugar de trabajo: El tribunal oral (LA oportunidad para hacer carrera judicial, aprender y porque me decían: “vas a estar cómoda”. “Comodidad” que no se llevó para nada bien con mis ganas constantes de hacer),  Estudio FS (por experiencia), EG (en un momento porque estudiaba y tenía que trabajar “porque mi carrera lo permitía” y por $) y  MSG (para seguir en contacto con la abogacía) Hoy elijo cambiar el DEBER por el QUERER, desprejuiciarme, escucharme y elegir desarrollarme profesionalmente desde el ENTUSIASMO, las ganas, el disfrute. Hoy MSG no me genera ese entusiasmo que anhelo, ni la energía necesaria para dar el giro para seguir creciendo, en realidad NO es el estudio, soy yo la que no me siento entusiasmada a seguir. Todos estos años trabajé sin muchos planteos profundos, por deber o funcionalidad (palabra que aprendí y me encanta) “Soy abogada, tengo que ejercer” y a lo largo de este proceso me permití poner en duda que justamente no era necesario ejercerlo a diario, ni por momentos, y a sacarle presión al título. Durante 12 años de mi vida (de los casi 30) elegí la abogacía, estudié, me recibí, formé mi estudio, seguí estudiando y trabajando (porque si había estudiado abogacía, tenía que ser abogada, mi prejuicio nº1). Hoy elijo iniciar otros proyectos laborales en los cuales pueda disfrutar, girar, entusiasmarme, sentir placer y satisfacción. Haber hecho contacto con el disfrute, conocerme más a mí misma (permitiéndome poner una hoja en blanco) me hizo dar cuenta que no pasa nada si hoy después de tantos años no elijo trabajar como abogada. Y me LIBERE. Ser abogada es solo una parte de todo lo que soy, y tal vez (nunca se saben las vueltas de la vida) algún día retome el ejercicio de la profesión (como principal) o no, pero hoy le quiero dar espacios a nuevas experiencias, a nuevos proyectos y desafíos, a conocerme en otras versiones... Muchas veces me pesó que no me amen por lo que soy, mi exigencia por querer que mi entorno se sienta orgulloso de mi, ser “bien vista”, “tener chapa”, “un título universitario”, “status social”, “la Dra” y tantos otras expresiones, que hoy me resultan graciosas, pero que fui formando y llevando conmigo. Me libero de cada una de ellas. Aprendí que me aman mucho más que por tener un título o un determinado trabajo, pero fundamentalmente aprendí que primero yo me amo completa, con mis + y mis -, me valoro y respeto. Aprendí que mis exigencias para con los demás son un boomerang contra mí misma, que si me permito ser FLEXIBLE conmigo, también lo soy para los otros…y que lo importante es que no importa si no satisfago las expectativas de todos, elijo mirarme, satisfacer las propias y vibrar desde mi SER. En muchos momentos me enojo escuchar mi voz interior, pero aprendí que para todo hay un momento, los procesos no son al azar y transitarlos tampoco. Aprendí a poner palabras a mis sentimientos y la importancia de las mismas, a decir que NO, a pedir ayuda, a entender lo que es el OCIO y de a poco ponerlo en práctica, a escucharme y elegir lo que quiero (sin aceptar por complacer a los demás), aprendí a respetar mis espacios, aprendí a cambiar enojos por gracias, a que todo lo vivido me sirvió de puente para… y que SER UN BUSCADOR EN LA VIDA ES MARAVILLOSO. Me abrazo, me amigo, me escucho, me priorizo, me entiendo, me libero, me dejo SER..GRACIAS! Gracias Nati, por desafiarme, guiarme, acompañarme y todo hacerlo con tanto amor. Trasmitís pasión por tu trabajo y es inspirador.  Hermoso haberte encontrado en este camino!! " | Agustina Ruffolo 29 años- Abogada- UBA

p9000333Testimonios de procesos de Coaching